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Liga Femenina: Las bases del éxito
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02/12/2014
Los siete triples de Noemí Jordana en el partido que Spar Citylift ganó a Gran Canaria 2014 o las siete asistencias de María Asurmendi en la victoria del CB Conquero en la pista del Al Qázeres y como no, los 26 puntos de Cris Pedrals con Universitario Ferrol frente a Gernika representan claramente la importancia de las bases en los éxitos de sus equipos.
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MIGUEL PANADÉS/ÁREA DE COMUNICACIÓN FEB
La generosidad en baloncesto puede encontrarse en la decisión de una jugadora a tirarse doce triples en un partido y también puede verse reflejada y esa de manera mucho más evidente a los ojos de todos en dar siete asistencias. Jordana y Asurmendi, desde esa determinante posición de base, realizaron dos demostraciones de servicio al equipo, de aportación de aquellos aspectos que más necesitaban el grupo que dirigen desde la pista de cara a conseguir el objetivo final, el de la victoria. Cristina Pedrals, al frente de un Universitario Ferrol dirigido por un base, Lino López – los bases como los entrenadores, no lo dejan de ser nunca – llevó su “generosidad” al límite ya que a sus 26 puntos unió además 6 rebotes defensivos y una valoración de 28.
Jordi Bargalló – entrenador de baloncesto – escribe en su precioso libro “Otro baloncesto”, recomendable para los entrenadores jóvenes de formación, cómo se puede invitar a un jugador “tímido” en la pista a jugarse más balones desde la autoreflexión sobre qué es ser generoso o qué es ser egoísta, deportivamente hablando. ¿No me juego según qué tiros por generosidad o por miedo a fallar? Me gusta jugar al baloncesto pero no me gusta asumir responsabilidad… Estas sanas reflexiones encajan perfectamente con la idea de que, especialmente los bases, se deben poner siempre al servicio de los intereses del equipo y que en según qué circunstancias saber elegir entre repartir balones o definir acciones.
Spar Citylift afrontó el partido ante Gran Canaria 2014 sin dos de sus mejores jugadoras y su base, Nooemí Jordana, entendió que en ese partido hacía falta una cuota mayor de sus tiros sin importarle el hecho de que asumir esa responsabilidad pudiera conllevar el riesgo del fracaso.
Fueron doce triples generosos de los que anotó siete convirtiendo esa en una de las claves de la victoria de su equipo. Ese mismo fin de semana Asurmendi leyó pronto dónde estaban las ventajas en el juego ofensivo de su equipo respecto al rival y dio una lección de dirección repartiendo canastas entre sus compañeras. Por su parte y en Ferrol, Cris Pedrals, que hasta esta jornada llevaba una media inferior a diez puntos por partido y apenas un par de rebotes, decidió acercarse mucho más a los dos aros forzando faltas, anotando de dos, de tres y reboteando con eficacia convirtiéndose en la máxima anotadora del partido. Su felicidad, sin embargo y al igual que la de las dos colegas mencionadas anteriormente, llegó por la alegría colectiva en el vestuario. Sus equipos habían ganado.
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