En la historia del baloncesto, hay tres entrenadores cuya aportación ha sido crucial para el desarrollo de este deporte: James Naismith, su inventor y primer impulsor, Red Auerbach, el hombre que mejor lo entendió para adaptarlo a la NBA y Dean Smith, creador de numerosos sistemas y arquitecto del actual básket universitario.
Este domingo, a los 83 años, Dean Smith falleció dejando un poco más huérfanos a los numerosos aficionados que crecieron en los 80 adorando a un entrenador que leyó como pocos el juego del baloncesto. Ahora podrá encontrarse con Naismith y Auerbach para, seguro, hablar de básket. Lo que pueden dar de sí esas charlas...
La frialdad de los números, 879 victorias y dos títulos, nos hablan de Smith como uno de los entrenadores más exitosos de la NCAA. Pero la dimensión de este entrenador, que primero fue jugador, nacido en Kansas va mucho más allá.
Su sello ha quedado en cada equipo de North Carolina, donde impartió 'lecciones' durante 36 años, o en la selección estadounidense a la que hizo campeona olímpico en 1976 en Montreal y, por supuesto, en muchos de los jugadores que pasaron por sus amnos y que luego triunfaron en la NBA.
El más famoso de todos es sin duda Michael Jordan. El ex jugador de los Tar Heels y de los Bulls, actual propietario de los Hornets, es posiblemente uno de los seres humanos que más haya sentido la pérdida de Smith.
De hecho. poco después de la muerte del 'coach', Jordan publicó este texto: "Además de mis padres, nadie ha tenido tanta influencia en mi vida como el entrenador Smith. Fue más que un entrenador para mí -fue mi mentor, mi maestro, mi segundo padre-. Siempre estuvo ahí cuando le necesitaba y por ello le amaba. Mientras me enseñaba a jugar al baloncesto, también lo hacía con mi vida. Mi corazón está con Linnea y sus hijos. Hemos perdido a un gran hombre que tuvo un gran impacto con sus jugadores, su cuerpo técnico y toda la familia de la Universidad de Carolina del Norte".
Poco o nada más que añadir acerca de la admiración de Jordan por el hombre que le reclutó en 1980 para su equipo, que creyó en él y al que acabó convirtiendo en el mejor jugador universitario y puso las bases del mejor jugador de todos los tiempos. En cualquier análisis sobre el fenómeno Jordan, el nombre de Dean Smith es de obligada inclusión.
Pero el sello de tan excelso entrenador no sólo se vio en Jordan. Otros jugadores como James Worthy o Sam Perkins pasaron por sus manos para ser moldeados como estrellas. Y no sólo ellos, también Bob McAdoo, Brad Daugherty, Jerry Stackhouse, Rasheed Wallace, Vince Carter o Antawn Jamison.
Creador de numerosas jugadas, fue el inventor de las 'cuatro esquinas', es decir, mover el balón de lado al lado y consumir el tiempo, sistema que motivó la introducción del reloj de posesión.
Además fue una persona comprometida con la comunidad, con donaciones a numerosas causas y fue uno de los primeros técnicos en los Estados Unidos en ofrecer una beca a un jugador de raza negra.
En la historia del baloncesto, hay tres entrenadores cuya aportación ha sido crucial para el desarrollo de este deporte: James Naismith, su inventor y primer impulsor, Red Auerbach, el hombre que mejor lo entendió para adaptarlo a la NBA y Dean Smith, creador de numerosos sistemas y arquitecto del actual básket universitario.
Este domingo, a los 83 años, Dean Smith falleció dejando un poco más huérfanos a los numerosos aficionados que crecieron en los 80 adorando a un entrenador que leyó como pocos el juego del baloncesto. Ahora podrá encontrarse con Naismith y Auerbach para, seguro, hablar de básket. Lo que pueden dar de sí esas charlas...
La frialdad de los números, 879 victorias y dos títulos, nos hablan de Smith como uno de los entrenadores más exitosos de la NCAA. Pero la dimensión de este entrenador, que primero fue jugador, nacido en Kansas va mucho más allá.
Su sello ha quedado en cada equipo de North Carolina, donde impartió 'lecciones' durante 36 años, o en la selección estadounidense a la que hizo campeona olímpico en 1976 en Montreal y, por supuesto, en muchos de los jugadores que pasaron por sus amnos y que luego triunfaron en la NBA.
El más famoso de todos es sin duda Michael Jordan. El ex jugador de los Tar Heels y de los Bulls, actual propietario de los Hornets, es posiblemente uno de los seres humanos que más haya sentido la pérdida de Smith.
De hecho. poco después de la muerte del 'coach', Jordan publicó este texto: "Además de mis padres, nadie ha tenido tanta influencia en mi vida como el entrenador Smith. Fue más que un entrenador para mí -fue mi mentor, mi maestro, mi segundo padre-. Siempre estuvo ahí cuando le necesitaba y por ello le amaba. Mientras me enseñaba a jugar al baloncesto, también lo hacía con mi vida. Mi corazón está con Linnea y sus hijos. Hemos perdido a un gran hombre que tuvo un gran impacto con sus jugadores, su cuerpo técnico y toda la familia de la Universidad de Carolina del Norte".
Poco o nada más que añadir acerca de la admiración de Jordan por el hombre que le reclutó en 1980 para su equipo, que creyó en él y al que acabó convirtiendo en el mejor jugador universitario y puso las bases del mejor jugador de todos los tiempos. En cualquier análisis sobre el fenómeno Jordan, el nombre de Dean Smith es de obligada inclusión.
Pero el sello de tan excelso entrenador no sólo se vio en Jordan. Otros jugadores como James Worthy o Sam Perkins pasaron por sus manos para ser moldeados como estrellas. Y no sólo ellos, también Bob McAdoo, Brad Daugherty, Jerry Stackhouse, Rasheed Wallace, Vince Carter o Antawn Jamison.
Creador de numerosas jugadas, fue el inventor de las 'cuatro esquinas', es decir, mover el balón de lado al lado y consumir el tiempo, sistema que motivó la introducción del reloj de posesión.
Además fue una persona comprometida con la comunidad, con donaciones a numerosas causas y fue uno de los primeros técnicos en los Estados Unidos en ofrecer una beca a un jugador de raza negra.